10 septiembre 2008

Los vendedores de humo de la radicalidad hispana en Euzkadi


Después de haberse pasado todo el mes de agosto en barbecho, Patxi López convocó el miércoles 3 de setiembre una rueda de prensa en la sede de su partido en Bilbao para, fundamentalmente, descalificar al Lehendakari. Nada nuevo. Lo curioso fue que además de la "deriva radical" atribuida a Ibarretxe dijera que el Gobierno vasco "es un gobierno sin liderazgo y sin ideas. No es que esté caduco y agotado, es que es inservible", arremetiendo con estas simpáticas palabras y con esa pose enfática tan de él. No dijo, en su declarado amor al país, que las tres cajas vascas deberían unirse superando los bastardos intereses electorales de su partido. No. Simplemente arremetió contra el Lehendakari. Nada más.

Con esa cara dura política que le caracteriza dijo que él no es partidiario de la política de bloques y que no está de acuerdo con Basagoiti en reeditar esa política. Él, ahora, no puede decirlo. Pero el trabajo sucio de esa política se lo están haciendo en Madrid Zapatero y Rajoy. Los dos brindarán con champán cuando el Tribunal Constitucional, un árbitro comprado, diga no a la consulta planteada mayoritariamente por el Parlamento Vasco. Y el PSE no es más que una sucursal del PSOE.

Y digo lo de curiosamente, porque el día en el que aparecía esa noticia salía en rueda de prensa el Lehendakari Ibarretxe, no vendiendo humo como el Sr. López, sino notificando que Arcelor-Mittal elegía Bizkaia para desarrollar la futura gama de aceros para la construcción. Y mientras, López arremetía contra el Lehendakari, éste con el consejero de la empresa, Gonzalo Urquijo, decía una verdad como un templo: "Una brújula no dispensa de remar, y en eso estamos, buscando ser un referente europeo en innovación". Cien millones de euros, mitad y mitad. ¿Fue noticia? En los medios vascos sí. Silencio en los demás. Informar sobre esto rompería el tópico, y la política española se nutre de tópicos. Y Patxi López alimenta, sólo con palabras, la imagen de un Lehendakari en el monte cuando es él quien está en la radicalidad de negarle a un pueblo sus capacidades y, como franquicia del PSOE, impedir el desarrollo estatutario. Mayor radicalidad que esa, imposible.

Ese mismo día también, en unos pocos medios vascos aparecía el presidente del BBB, Andoni Ortuzar, abriendo las puertas de la India a los empresarios vascos al pactar con su Escuela de Negocios. Esta institución es considerada una de las diez más importantes del mundo.

Ante eso le comentaba yo a uno de sus colaboradores más cercanos el poco eco que han tenido en algunos medios este viaje. "Normal -me decía- si Andoni hubiera viajado a Kosovo lo hubieran tenido en portada con letras grandes y todos los días en estos medios que hoy nos ignoran".

Es decir, aquí existe la política del encasillamiento. Al PNV, hoy, hay que encasillarlo en el llamado "monte", en la "deriva radical", en las noticias negativas, nunca en las positivas porque eso, por acumulación de impactos, va dejando el poso de un partido no centrado, que sólo se ocupa de discursos esencialistas, dejando de lado el día a día del ciudadano en una época de crisis. Es decir, le hacen al PSE la campaña gratis, diciendo que son el centro, cuando no hacen absolutamente nada más que vender humo y criticar al PNV.

Un PSE que sigue sin abjurar de su gran apuesta vasca como fue la ministra de Ciencia y Tecnología, la donostiarra Cristina Garmendia, que en Bilbao, lo primero que dijo fue la barbaridad de que una competencia, contemplada en el Estatuto de Autonomía de Gernika, como es la de Investigación es intransferible. Y toda la ejecutiva del PSE, aplaudiendo como posesos. ¿Es eso el centro? Eso es pura radicalidad esencialista española.

Por eso le tocó salir por una esquina al insumergible Rodolfo Ares diciendo y amenazado que la propuesta de consulta de Ibarretxe dificulta la ubicación de la fuente de neutrones europea en Bizkaia. A eso se llama método Al Capone y curarse en salud. Incapaces de conseguir esta importante apuesta, lo mejor es buscar un culpable y éste tiene nombre y apellido: Juan José Ibarretxe. Si sale, el mérito será de ellos y si no la culpa es del Lehendakari. Y en ese campo de juego tan cínico los vendedores de humo siempre ganan, porque no se les denuncia su juego.

Como no podía ser menos para seguir abonando la confusión en esta salsa sale a la palestra el nuevo Iturgaiz, Antonio Basagoiti, quien en rueda de prensa permanente como está, miente al decir que hay un pacto PNV-PSE para sacar adelante los presupuestos. Pues no. Lo puede haber, pero no lo hay. Como harían e hicieron ellos, siempre y cuando el EBB vea que el acuerdo es el adecuado y si se trata de una apuesta seria para todos los vascos, no para el PNV. Hombre, a esto se le llama política y la política no es precisamente tampoco el fuerte de los "Comunistas de las Tierras Vascas", ni de ANV, ni de HB. Lo de ellos es el no por el no. ¿Alguien recuerda cuando esta gente ha dicho a algo que sí?

Ese mismo día salía en la prensa que este mundo fanatizado había hecho una gran hazaña en Lekeitio. Los de ANV habían decorado las fachadas de varios edificios del municipio, en plenas fiestas patronales, con pintadas amenazantes contra el PNV y su alcalde Jose Maria Cazalis. Es lo único que saben hacer. Insultar, ensuciar, estropear la convivencia, no tener una idea positiva, creerse los salvadores de una patria que no los quiere junto a ese excluyente discurso primario y cobarde ante ETA.

A pesar de todo, nosotros en nuestra militancia democrática, queremos que estén presentes en todas las elecciones y que la Ley de Partidos se derogue. Eso nos lo paga esta gente con el insulto continuo y con la falta de una mínima lealtad democrática, pero, dicho esto, hay que decir que en las cocinas de veneno del Ministerio del Interior español hacen cálculos para saber las consecuencias que tendría la presentación de candidaturas, llamadas "limpias", con gentes de ese mundo sin antecedentes penales con el fin de que pudiendo presentarse, dañen el proyecto nacionalista y permitan un sólido acuerdo PSE-PP. Así como Rubalcaba pactó en su día con ANV la presentación de este partido en algunos ayuntamientos, se unirían nuevamente el hambre con las ganas de comer tratando por todos los medios, al dividir el electorado, que Ibarretxe no fuera el próximo Lehendakari.

Y no me invento esta posibilidad.

Ramón Jáuregi, el socialista cunero, lo acaba de corroborar. Ese día de marras, Jáuregi pontificaba: "La izquierda abertzale tradicional podría presentarse con una expresión "blanca" desvinculada orgánicamente, y, en la identidad de sus cuadros dirigentes de las estructuras que han dado soporte a las diferentes siglas de la izquierda abertzale oficial. A juicio de Jáuregi se trataría de un movimiento social, no un partido político, que respondería al deseo de personas con un proyecto cercano al de Lizarra y la autodeterminación deseosas de que la izquierda aber-tzale, desde una posición de reclamación del fin de la violencia para que no se quede fuera del Parlamento Vasco en las autonómicas". Todo un angelito democrático.

Y lo dicen por toda la cara cuando este planteamiento, teóricamente, obedece a la propuesta de Aralar. Pues no. Los aprendices de brujo se erigen en los abogados defensores de esa blanca izquierda abertzale que en su odio anti PNV harán lo que sea para dividir al electorado nacionalista. Y todo con una consigna impresa en fuego: que Ibarretxe no sea Lehendakari. El fin justifica los medios. Y en eso estamos.

Estamos pues rodeados de muchos amigos.

Yo sólo recomendaría, que una vez hecha pública la sabida sentencia del Constitucional contra la consulta, cambiemos el registro y trabajemos noche y día en nuestra fórmula de la Coca Cola que nos ha dado el triunfo durante treinta años: ideas claras, reivindicación de la identidad singular vasca, venta a tope de una magnífica y brillante gestión silenciada y compromiso con este pueblo, desde el mismo pueblo. No desde una franquicia.

Sólo así, creo, que podremos sortear todas las olas que tenemos a babor y a estribor, a proa y a popa y llegar a puerto. Pero para eso hace falta no desviar la atención, ilusionar a la gente, alertarle de lo que viene si bajamos la guardia, y tener claro que un partido sin votos es como un banco sin dinero. No sirve para nada.

Por Iñaki Anasagasti (Publicado en DEIA. 2008/09/09)

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